jueves, noviembre 15, 2012

NUESTROS ESCRITORES

MANUEL MUNOZ RIVERA (1920-2008)

 El lunes, 28 de julio de 2008, entregó su alma al todopoderoso, a sus ochenta y ocho  años, Manuel Muñoz Rivera, poeta, periodista y novelista utuadeño. Había nacido en Utuado en 1920, hijo de Trinidad Muñoz González y Felisa Rivera Medina. Falleció en el hospital de Veteranos como resultado de complicaciones del hígado y otras enfermedades propias de la edad avanzada.

          Qué podemos decir, a esta hora, sobre este escritor, periodista y ex militar de nuestro pueblo. En primer lugar, podemos decir que fue una figura cimera de nuestras letras, un hombre valiente, honrado y decidido que puso en alto el nombre de nuestro pueblo.  Veamos cuáles son estas gestas de don Manuel Muñoz Rivera que acreditan este comentario.

Sirvió en el ejército de los Estados Unidos durante cinco años en el Regimiento 65 de Infantería durante la  Segunda Guerra Mundial viendo acción militar en el territorio europeo y en el Norte de Africa.  Sus experiencias militares  le inspiraron su primera obra literaria, el libro de crónicas Hacia dónde héroes, publicado en el 1948, en Azteca Press, en la ciudad de Nueva York son un vivo testimonio de su participación en la Guerra.  Ya en la gran metrópoli antes había publicado poesías que recibieron gran elogio de la crítica, y fundado revistas y organizaciones literarias.  Su poema, escrito en inglés Green Eyes  apareció en la antología  New Voces in Poetry, que recoge cada ano lo mejor de la producción en los Estados Unidos.  De él dijo la editora del famoso mensuario The Atlantic Monthly, Dorothy Óbice, que Muñoz Rivera era un fino poeta, que conoce a fondo la esencia de la poesía… una voz original, con sentida y grande fuerza emotiva. 

Los años niuyorkinos fueron de gran actividad para el dinámico ex militar.  Así aprovechó los beneficios del GI Bill para graduarse de Escuela Superior en Bedford Park Academy en Nueva York, en 1952.  Allí contribuyó a fundar el Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos, entidad de la que fue Secretario Fundador y  las revistas Panorama, Parnaso y Pasatiempo.  También se graduó como de técnico en radiología. En la gran manzana publicó, además,  el drama  poético Mario y Elisa (1951). Asimismo trabajó como columnista y corresponsal viajero para varias publicaciones hispanas.  En Nueva York pudo poner en funciones el estudio en periodismo que realizó, por correspondencia, durante sus días de soldado, en el Newspaper Institute of America y se  pulió en las redacciones, que es donde se hacen los grandes periodistas. El espíritu creador, inquieto y dinámico de este jíbaro utuadeño lo llevó a estudiar canto operístico, pero esta esperanza se malogró por incapacidades físicas ocurridas durante la guerra.

Manuel el escritor

Dijimos que fruto de la experiencia en la Segunda Guerra Mundial es el libro de crónicas Hacia dónde héroes, de 1948.  De este libro, que hoy es una joya inencontrable, dice el prologuista del mismo P. Anderson que cada página está saturada de verdades desnudas y de una contundencia sorprendente.  Es atrevido, nos dice el prologuista, al indicarnos las peripecias del autor en los campos de guerra y su testimonio sobre los problemas en el interior de su regimiento.  Este es un libro fuerte, sin dejar de ser delicado, un libro atrevido, nos dice el prologuista. Es de particular interés la crónica que dedica el autor al tema de la custodia, como militar estadounidense, de criminales de guerra arrestados por las fuerzas aliadas como Goering, Keittel, Jodi, entre otros.  Hacia dónde héroes es, sin duda, un documento valiosísimo para conocer, en la voz de un testigo de primera mano, el papel que jugaron los puertorriqueños en la Segunda Guerra Mundial.

Durante esos años también fue actor, locutor y maestro de ceremonias, actividades que realizó con mucha corrección, según las personas que le conocieron en estas funciones.

Con grandes posibilidades profesionales y culturales en la ciudad de Nueva York para su carrera literaria y periodística, Muñoz Rivera se decide regresar a Puerto Rico.

En su tierra natal es reclutado como periodista principal para el diario El imparcial donde comienza a trabajar en el 1953.   Desde ese foro nos legó extraordinarios reportajes que son testimonios de la época en que estuvo como uno de los principales redactores. Esos testimonios nos hablan, además, de su gran valor como ser humano y su patriotismo.  El autor de estas notas, escuchó en 1983, de la voz de la periodista Ruth Reynolds, el testimonio de la valentía y la seriedad de nuestro autor y periodista.  Posteriormente leí, en el libro Mis Testimonios de la líder nacionalista Isabel Rosado, hoy centenaria, unas declaraciones que reafirmaron lo que había escuchado de Reynolds.  Nos dice Rosado que su agradecimiento va dirigido en particular a Manuel Muñoz Rivera, “quien muchas veces se identificó con nuestros anhelos de libertad y justicia.  Tal fue el seguimiento que Manuel prestó al recurso de Habeas Corpus sometido ante su presencia, que lo continuó hasta ver salir de la prisión tanto a la peticionaria como a aquellos otros confinados cubiertos por carambola, por dicho alegado.  Hasta su rinconcito montañoso del Viví donde me informan que resides, llegue a ti  nuestra gratitud, a tu integridad de hombre periodista, honrado y sincero.” Aquí termina la cita de Isabel Rosado.  Un periodista honrado y comprometido con la verdad.  Fue esta actitud que le acreditaron como uno de los mejores reporteros de su época y le guió a asignaciones periodísticas  con las principales figuras de la época, desde el Gobernador Munoz Marín hasta los líderes del nacionalismo.

En el país se forjó su labor periodística y creció  su labor como novelista.

Fue a raíz de la publicación de su primera novela Guarionex en 1962,  que conocí a Manuel Muñoz Rivera.  En el 1962 el profesor Joaquín Cortés Portalatín lo llevó a nuestra clase para una charla sobre la novela.  Lo primero que me impresionó fue su personalidad pulcra, con una voz de barítono, correcta, vestido con un lazo y camisa blanca de manga larga.  En primer lugar, su estilo, sin duda cultivado en los escenarios de la vida niuyorkina y de San Juan, me llevó  a asociarlo con una especie de dandy, de personaje salido de una novela decimonónica.  Más adelante, por propios testimonios suyos,  sabría el verdadero alcance de mi observación.  Manuel Rivera Muñoz vivía y actuaba la vida con intensidad.  Representaba el papel del intelectual,  del escritor que es figura pública, consciente de su rol.

La novela Guarionex, (1962) le valió fama inmediata.  El Instituto de Literatura Puertorriqueña reconoció su valor al otorgarle el premio del año.  La novela recibió elogios críticos en Puerto Rico, Nueva York y México.  En aquellos tiempos era una novedad que un escritor nuestro retomara el tema del indio para una obra literaria.  Nuestro autor ya reabría caminos que otros siguieron después en sus acercamientos al tema indígena.  De Guarionex existe una edición posterior (1986).

Posteriormente publicó Gloria en Llamas (1964)  novela exquisita, de lectura fácil, que recreaba en parte la vida de un cantante de óperas, sus logros en Europa, sus amores y el regreso al lar nativo.  Sin dudas, tuvo como ejemplo al célebre Antonio Paoli, tenor de los Reyes y Rey de los Tenores.  Esta novela también fue muy aclamada.

A Gloria en Llamas le siguió una novela que exploraba, el tema de la invasión norteamericana, Por el sur vinieron los yankis.  Esta novela vio una segunda edición en los años 80 con el título de La invasión de las águilas azules.  Este es un ejemplo de novela histórica  donde el autor mezcla sus destrezas de narrador de ficciones y su ojo de periodista.

En su cuarta novela, Los mil otoños de una primavera, (1971) se convirtió en el primer novelista del país en atender el problema de la explotación minera en la región central de Puerto Rico.  La novela tuvo una amplia difusión en la época y contribuyó, desde el punto de vista literario, a la toma de conciencia sobre el tema ambiental en Puerto Rico. La novela se publicó en un momento crítico, cuando se profundizaba en sectores del país la lucha antiminera.     

Manuel Muñoz Rivera nos legó también un libro de Cuentos y Relatos (1986),  libro que el crítico y abogado Luis Alberto Torres, considera un documento valiosísimo.  Publicó, además, en 1980 (segunda edición de 1986)  Bori-ken, Historia en verso de Puerto Rico y  Pasionalias (1992) poemas de tema amoroso y erótico, algunos de cuyos poemas están incluidos en la antología que bajo el título de Panorama  General de la Poesía en Utuado editara el Dr. Rubén Maldonado Jiménez.

Gran parte de la obra de Manuel Muñoz Rivera, especialmente sus dramas, se encuentran inéditos.  Su hijo Daniel, nos mostró en los pasados días, los manuscritos de su libro Melodías y de sus dramas Mala Hierba, drama en tres actos, La simiente de Caín, drama también en tres actos y  Almas en Tránsito, drama en dos actos.  También otros escritos, crónicas, poemas y cuentos, que permanecen inéditos, bajo el cuido de Daniel.

Una parte de su obra testimonial, tanto publicada como inédita, responde a sus preocupaciones espirituales.  Producto de su vocación cristiana es el libro de testimonio Dios me llamó con fuego (1978) y la Mujer Nueva, 1982.

Como vemos, Manuel Muñoz fue un escritor centrado en los temas de su tierra, desde el mundo taíno, la llegada de los norteamericanos y los temas ambientales del país.  Sus novelas están escritas en un estilo directo, donde predominan escenas dramáticas, diálogos vivos y referencias a las realidades del país.  En ese sentido, su literatura estuvo hermanada a su largo oficio de periodista.

Manuel Muñoz Rivera fue un excelente periodista, un reportero de los de antes, de los que se formaron en la calle, que sentaron cátedra por abordar con honestidad y seriedad todas las asignaciones.  Su pluma brilló en el diario El Imparcial. En este importante diario del país cubrió eventos muy importantes como los juicios a los nacionalistas, y la transformación económica de Puerto Rico. Fue un reportero sagaz, objetivo y como tal sentó cátedra periodística.  Sus reportajes le acreditan como un gran testigo de una época de grandes eventos y transformaciones.

Si algo podemos decir en justicia a este escritor utuadeño es su carácter dinámico.  Como periodista y como escritor Manuel fue una persona de un gran dinamismo, un escritor de garra y pluma viva cuyas narraciones se sobreponían a las posibles limitaciones formales en el caso de la novela. Recuerdo cuando allá para los anos 70 del pasado siglo, nos decía que su modelo había sido el gran periodista y escritor norteamericano Ernest Hemingway. Tal vez este gran escritor y periodista fue el modelo que en el fondo sirvió a nuestro novelista local.

Estableció su residencia en el Sector Cayuco del Barrio Caguana de Utuado.  Allí vivió y murió, en una especie de exilio personal, a donde nunca llegaron los honores que merecía este jíbaro de nuestra tierra, que nos dio lustre como escritor y como periodista.  Hoy, al narrar su partida, sólo nos resta desearle descanso eterno  y pedirle a los utuadeños de las nuevas generaciones que no olviden a este hombre cuya obra puso a su pueblo y a su país en alto.

 

 

 

 

8 comentarios:

Anónimo dijo...
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Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

El era un ser brillante y con muchos talentos, aunq en la biografia faltan ciertos detalles d la vida y trajectoria d el, lo q dice aqui en muy cierto y me llena d emocion. Orgullosa d q el fue y siempre sera mi abuelo.
Att. Jessica Castejon Muñoz

Unknown dijo...

Aunque no tuve la oportunidad de compartir con él siempre estaré orgulloso de mis antepasados, sus logros, sus herencias y su descendencia siempre estarán vivos en la sangre y como primogénito de su primogénito Manuel Muñoz Vega, llevo su nombre. Me alegro en conocer más de mis antepasados y por la tecnología de hoy día tengo comunicación con mi prima Jessica y mis tíos. Manuel Antonio Muñoz Robles

Juan Xavier Villavicencio dijo...

Excelente nota. He estado sigiendo el rastro de este escritor y cada vez me asombra más su legado. Triste que no se le de su lugar en los cursos de literatura puertorriqueña.

Unknown dijo...

Un ser especial, fue mi suegro y abuelo de mis hijos Eddie Joel y Edward. Un gran abuelo q viajo a Chicago a compartir con sus nietos que siempre lo recordaran con orgullo y amor.

Anónimo dijo...

Mi abuelo un varòn de Dios ya veo a quien Sali tan romantica , apasionada, con voz de trompeta me encanta cantar a toda voz Amo servir a JesuCristo lo hago con pasiòn Amo escribìr Amo la Palabra de Dios ❤ ahora lo entiendo todo Abuelito Manuel pronto te verè allà en el cielo y te harè muchas preguntas 😍

Anónimo dijo...

Cuando niñas el nos llevó a mi hermana y a mi a mostrar sus libros a la plaza en el Viejo San Juan.

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Periodista, Escritor y Poeta, Ciudadano Lector